Los valores en la familia

Marina Enriqueta Vega Pimentel

 

Los seres humanos desaprovechamos el tiempo puntualizándonos las cosas negativas que tenemos, esto debería ser completamente diferente; debemos interrelacionarnos viendo lo bueno de cada quien, y haciendo sinergia sobre lo positivo y dejando para después lo que nos diferencia. Debemos preocuparnos por el núcleo familiar y sus repercusiones en la sociedad.

La familia es el verdadero núcleo formador de hombres en la sociedad contemporánea. En la familia tenemos las oportunidades de vivir y formarnos en los valores y los antivalores; en la familia tenemos la oportunidad de convivir con los peligros y las oportunidades, de reflejar nuestras mayores debilidades y que con armonía nos las hagan ver y aprendamos y las superemos, como también nos pueden fortalecer. La familia es el núcleo de la sociedad que nos permite ver reflejada la sociedad misma. Las sociedades que se han distraído de este valor familiar, son sociedades que se han vuelto individualistas y por tanto aisladas, y poco preocupadas por sus comunidades.

Una comunidad como la nuestra que se preocupa por la vida social, por la vida que interactúa en los seres humanos, que es solidaria, que tiene alto grado de participación, es una comunidad que refleja el valor de la familia necesariamente.

La vida familiar sigue siendo un valor fundamental, es algo que nos identifica y nos marca hacia un futuro. Nosotros como comunidad tenemos que reflexionar sobre la trascendencia y el futuro de la familia y su impacto sobre la comunidad, qué cosas positivas y negativas puede tener la familia, todos debemos participar de forma integral en una planeación, no podemos dejar la responsabilidad a los gobernantes, es responsabilidad de todos, padres de familia, estudiantes, maestros, empresarios.

La familia es considerablemente trascendente en la formación del hombre, por los valores que en la familia misma se viven, porque trascienden en el hombre, porque en ella vemos la diversidad, a los hijos se quieren igual, pero entre los hijos existen características diferentes, siendo integrantes de la familia, como padre, hijo, hermano, nos podemos dar cuenta de que somos diferentes, un hijo tiene más tendencia hacia la sensibilidad, y otro hacia los oficios analíticos, y podemos ver cómo unos son más místicos, más reflexivos, y otros más intensos, más atléticos, y con alguno nos identificamos, mas sin embargo a todos los queremos igual independientemente de esa identificación. Nos aceptamos tal cual somos, cuando verdaderamente nos queremos, cuando utilizamos el amor fraterno, perdonamos y comprendemos las características débiles de nuestro prójimo, que es nuestro próximo más cercano en la familia, y al mismo tiempo comprendemos donde están las cualidades y tratamos de potenciarnos lo más posible para ayudarnos unos con otros con las cualidades de cada quien, y nos solidarizamos y en los momentos de tragedia olvidamos las diferencias, y cada quien pone lo mejor de si mismo. Y cuando se trata de dinero, cada quien pone lo mejor que tiene para salir adelante en el problema que se presenta, y si alguno no pone la cantidad que les corresponde, finalmente terminamos perdonándolo, cuando tenemos un amor verdadero, y no nos ciegan las pasiones, la soberbia, el egoísmo, en el fondo de nuestro corazón, dentro de la familia nos perdonamos.

Por eso la familia es el reflejo de lo que estarnos viviendo en la vida comunitaria. En la familia se pueden vivir ciertos valores sin haberlo reflexionado, vivimos en la unidad, generalmente, podemos ver que la familia como formadora de hombres, fomenta valores que nos enaltecen y nos transforman hacia algo mejor, nos hacen reflexionar sobre el servicio, la solidaridad, la fortaleza, la subsidiaridad, valores muy importantes para hacerlos vivos en nuestra familia y en nuestra comunidad. Pero si no identificamos que la familia es formadora de los valores humanos, no estaremos preparados para vivir en familia, e independientemente del rol que nos toca vivir en esa familia, tenemos que estar concientes de nuestro papel dentro de ella y su trascendencia, reflexionando que la vivencia de los valores dentro de nuestras familias, y la experiencia de los otros miembros, nos ayuda a formar nuestros propios valores; las características, los valores y las reflexiones de mi hermano me potencian a mi, y si él da lo mejor de si mismo hacia la familia y yo doy lo mejor de mi hacia ella, nos potenciaremos mejor.

La familia nos otorga seguridad, puede otorgar disciplina, y la oportunidad de ofrecer testimonio. Ciertos valores que podemos practicar de manera individual, la fortaleza, la disciplina, la seguridad, la perseverancia, porque son los valores que nos hemos propuesto para nuestra propia vida, pero, ¿los trasmitimos a nuestra propia familia?, ¿estamos ejerciendo nuestro papel familiar, ¿estamos preparados para formar nuestra propia familia? En la juventud estamos experimentando para tratar de conocer lo mejor de la diversidad y seleccionar en la vivencia, lo mejor que podamos tomar. Los que ya formamos familia, ya escogimos pareja, tenemos que reconocer que cuando nos casamos, decimos que nos casamos con nuestra pareja, independientemente del mundo, de sus defectos… no es cierto, nos casamos con la persona y con su historia, con sus valores y los valores que hereda, con su familia, con su futuro, y empezamos a depende de ella, porque a partir del matrimonio somos uno, no cada quien unidos en una sociedad contractual, somos uno haciendo pareja, nuestros hijos heredarán los valores del uno y del otro, y también nuestras frustraciones.

Tenemos que intentar reflexionar en los valores que queremos vivir en nuestra propia familia, si tenemos la oportunidad de seleccionar pareja, pensemos que será una parte integradora, muy importante de mi familia.

No hay valores buenos o malos, simplemente hay valores y antivalores. El hombre por naturaleza tiene la libertad de seleccionar entre el bien y el bien. El mal es una deformación entre dos bienes. Por naturaleza seleccionamos entre el bien y algo mejor, somos buenos, generalmente tenemos la mejor intención para seleccionar algo para nosotros mismos, de esta manera seleccionamos nuestros valores, y los priorizamos. Los valores que yo quiero vivir en mi mismo, para poder vivirlos en familia hay que dar testimonio de ellos, no quiere decir que hasta que yo de testimonio completo de una vivencia intachable en cierto valor pueda entonces ponerlo en práctica en la vida familiar, recordemos que somos seres imperfectos, estamos en constante lucha, entonces para dar testimonio de un valor, simplemente tenemos que luchar por él, hasta que nos llegue el momento de entregar cuentas.

Tenemos que estar concientes de este papel fundamental de nosotros al tomar la decisión de formar familia. Y cuando no tenemos que tomar la decisión todavía, o simplemente estamos en el rol de ser fraternales, y de fungir como hermanos donde nos unen nuestros padres, finados o no, pues entonces también ser solidarios y subsidiarios. Así entonces, reflexionando como la familia formadora de valores, tenemos que estar concientes, estar preparados en nuestro propio rol, el que nos corresponde como integrantes de una familia, pero no solamente en una actitud pasiva, no solamente en el conocimiento de que los valores de todos los integrantes de la familia, solidariamente se unen, y en la unidad forman el conjunto de valores de nuestra propia familia, sino también en nuestro rol activo dentro de la familia, en el rol propositivo, en el rol vivencial de la familia, en ese rol en el que nosotros nutrimos a los demás con lo mejor de nosotros mismos, en ese rol en el que nosotros aportamos en el crecimiento del prójimo.

Hay un proverbio que dice “no hagas a los demás lo que no te gusta que te hagan a ti mismo”, entonces, reflexiono en que yo voy a hacer a los demás, lo que a mi me gustaría que los demás me hicieran, si yo le deseo el bien a alguien, espero al menos que ese alguien también me desee algo bueno, si yo deseo aportar en mi comunidad, en mi sociedad, en mi familia, espero que cada quien aporte lo mejor de si mismo para que la familia vaya en la vivencia del crecimiento sobre los propios valores, que cada uno pueda vivir compartiendo las experiencias.

Si tenemos la disciplina de tener una reunión familiar al menos cada semana, donde expongamos nuestras experiencias, nuestras vivencias, nuestras angustias, nuestros esfuerzos, en la reflexión que puede servir a la mejor convivencia familiar, a la mejor reflexión de mi hermano para su propia superación, para evitar que le suceda, o para que cuando le suceda lo mismo pueda potenciarse. Imaginemos como progresaríamos en el ámbito familiar y en el ámbito social.

Cada quien podemos escoger los valores que queremos vivir, seleccionémoslos, no es el valor económico lo que mueve nuestra vida, si es otro tipo de valor, pero complementario. Compartamos sin vergüenza con nuestra pareja, con nuestro hermano, así como con un amigo, con nuestros padres, vivamos una familia mucho más intensa, cumplamos con nuestro rol. Necesitamos mas familias donde se exprese la solidaridad, donde se exprese el deseo del éxito, el desarrollo humano, la fortaleza y la disciplina, la perseverancia, la honestidad, el hablar con la verdad, familia donde no nos de vergüenza mostrar nuestras debilidades, sino que tengamos la confianza para decirlas y ayudarnos a superarlas, afrontar nuestros retos, familias en donde pongamos al servicio de nuestra comunidad, el testimonio de vivir en la unidad, de vivir en el amor, en el amor hacia los demás, hacia uno mismo, y los que somos creyentes, en el amor a Dios.

Realmente la superación del hombre, se podría simplificar solamente con la palabra amor, amor verdadero, amor que nos tengamos lógicamente entre hombre y mujer para formar una familia, amor de los padres a los hijos y de los hijos a los padres, amor que da testimonio en las obras. Nuestra comunidad necesita una transformación, hacia una comunidad progresista, más participativa, más solidaria y subsidiaria, mucho mas conciente de la responsabilidad de los que tenemos más oportunidades, de los que hemos llegado más lejos que el promedio de nuestra comunidad,; si dentro de nuestra familia los mayores tenemos más responsabilidades, por qué no en la comunidad, el maestro, el licenciado, ha tenido más oportunidades, por lo tanto es más responsable, y esa oportunidad debe de estar al servicio de los demás, no al servicio de si mismo, y en el servicio de los demás vendrá tu propio beneficio, experiméntalo.
Experimenta la reflexión de los valores dentro de tu familia, y da el paso a reflejarlos a tu comunidad. Ejerzamos ese liderazgo que requiere nuestra comunidad de nosotros mismos para que lo vivamos en nuestra familia, para que dejemos de ser pasivos, y seamos seres activos, propositivos.

Que transformemos nuestra familia, nuestro propio ser, y después transformemos nuestra comunidad. Que seamos seres mucho más enriquecidos en lo humano, en lo espiritual, en lo trascendente; que al encontrar el progreso y el éxito humano, también encontraremos necesariamente el éxito económico, eso se da por consecuencia.

1 comentario (+¿añadir los tuyos?)

  1. Gabriela Aparicio Nava
    Sep 12, 2011 @ 04:54:28

    Muy buena información y sobre todo el contenido de este tema me ayudo mucho en un trabajo que le encargaron a mi hija en la primaria

    Responder

Replica a Gabriela Aparicio Nava Cancelar la respuesta